domingo, 5 de mayo de 2013

HIPERREALISMO



CUANDO? El hiperrealismo o fotorrealismo fue un movimiento de neovanguardia que surgió principalmente en Estados Unidos a finales de los años sesenta en oposición al arte conceptual.

QUE? Conocido también como realismo fotográfico o realismo radical, el hiperrealismo es la escuela pictórica de tendencia realista más absoluta de la historia. El hiperrealismo pretende ofrecer una versión minuciosa y detallada de las imágenes. El Hiperrealismo busca mantener en la pintura la conexión con la visión fotográfica del encuadre y la traducción fiel de la escena.
El propósito del Hiperrealismo es acercarse a una supuesta objetividad visual en la representación de retratos, naturalezas muertas, interiores y paisajes, a través de un singular método de trabajo que compagina técnica y disciplina.

COMO? Los artistas hiperrealistas tratan de buscar, con el más radical de los verismos, una transcripción de la realidad usando los medios técnicos y fotográficos de la manipulación de las imágenes. Consiguen con la pintura al óleo o la escultura, el mismo detallismo y encuadre que ofrece la fotografía. 

QUIEN? Dager visualiza la naturaleza muerta con la nueva y magnifica modalidad de mirar el detalle. Sus composiciones están impregnadas de una luz que se capta en cada uno de sus trazos y provoca sombras radicales. Su obra contiene nuevas formas como el plástico y el vidrio presentado como elementos de contención y apropiación de las frutas, parte fundamental de su composición. A quienes observan las obras del pintor les cuesta creer que fueron logradas por mano humana, en virtud del extraordinario realismo  que logra desarrollar en sus composiciones. Por ello su obra fue analizada y valorada por un grupo críticos de arte de la Unión Europea, y como resultado le otorgan en el año 2002, el Premio Internacional Salvador Dalí, que lo convirtió en el único venezolano merecedor de ese prestigioso galardón.
Una de las características de la propuesta de Dager es el enfoque forzado en close-up que aproxima la mirada del espectador a centímetros de la pintura, y el encuadre focal que instaura la nueva manera de la naturaleza muerta, para descubrir hiperrealismo en cada sección de los cuerpos frutales.
Realizo su primera exposición individual en la Galería Díaz Manzini (Caracas). Luego mostro sus trabajos en el Ateneo de Caracas, en el Museo de la América de San Juan de Puerto Rico, en el Grand Bay Club de Miami y en la Galería 33 Praha (Praga, Republica Checa). A estas exposiciones individuales se suman diversas muestras colectivas.
La obra de Jorge Dager nos conduce a una de las tradiciones artísticas más importantes: la naturaleza muerta. Su trabajo, que aun enfocado en un género temático practicado con éxito por muchos maestros, logra un hecho insólito: la quietud de sus frutas, la inmovilidad de los objetos que aparecen una y otra vez en sus pinturas, nos hablan del presente y de nuestra condición de latinoamericanos en el siglo XXI. A fin de entender la riqueza implícita en la rendición pictórica un sencillo bodegón, debemos precisar aunque sea a grandes rasgos el rol que cumple la naturaleza en la plástica actual, y específicamente en la obra de este joven artista venezolano. También tenemos que tomar en cuenta, siempre con la idea de acercarnos o de comprender la razón de ser de las pinturas realizadas por Dager, algunos problemas del arte actual, y hacer hincapié en la relación de la naturaleza muerta con los grandes temas de la tradición artística occidental.






A Jorge Dáger le fascinan las frutas. Las representa gigantescas y esplendorosas en su saludable aspecto. Parece, que les falta solo la fragancia. Su minuciosa descriptividad causó que algunos críticos hayan visto en ellas una expresión del hiperrealismo. Y probablemente, las primeras composiciones del pintor podrían sugerir este juicio.
Las obras de Jorge Dáger representan las bien organizadas agrupaciones de las frutas tropicales, tratadas con un gran realismo; las mismas frutas que el artista conocía y apreciaba desde su niñez, vivida en gran parte en una finca familiar guariqueña. Las robustas y apetitosas naranjas, lechosas, cocos, caimitos y semerucos, a veces vistos muy de cerca, o en un corte compositivo parcial, exaltan su aspecto, de forma desmesurada, son representados en su rica y sensual materialidad de texturas. La pintura de Dáger muestra las pieles lisas y brillantes, o al contrario, porosas y ligeramente manchadas; algunas frutas aparecen abiertas, para permitir a una mirada curiosa penetrar sus gelatinosas partes internas, generosamente bañadas por la luz del trópico. Jorge Dáger como fiel exponente del hiperrealismo agranda el formato y sus frutas adquieren toda la luz. Su trabajo posee una exactitud rica en color. Su maestría es inmejorable en el manejo de la luz y en la creación de envolturas de plásticos con una precisión de versátil línea, revalorizando, eso sí, la realidad desde una perspectiva fresca y fulgurante; no hay anacronismo en su trabajo, sino una propuesta de acabada estética donde el talento y la técnica se entrelazan para brindar al espectador, en abierta exposición, una realidad de meticuloso trazo e inaudita belleza.




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